Sobre este espacio
Desde el árbol de limón de mi infancia, bajo el cual jugué con muñecas y cosí diminutos vestidos, dije unas cuantas palabras de las que no podía decir en voz alta. No era dueña de las palabras.
Me fui, pero llevé el árbol de limón en el recuerdo.
Fui la niña torpe y libre, la adolescente culpable, la mujer que sueña, la mujer que intenta.
Pasados unos cuantos años soy dueña de varias cosas: amores, desamores, deudas, compromisos, unos cuantos aparatos, libros, algunos títulos guardados en alguna gaveta, palabras y muchos silencios.
Hay quienes conocen mis silencios, pero vos que estás de paso y leés de casualidad este puñado de escritos, conocerás mis palabras.
De antemano muchas gracias.
5 comentarios:
Este me encanta. La última estrofa es de antología.
Gracias por darte la vuelta. Yo le tengo cariño a este poema, también es de los que más me gustan.
Es la sencillez lírica la que me absorbe. No me lo tomes por un comentario del montón: me encanta su especie de "ingenuidad lírica" (no encuentro otra palabra), es seductora su poesía.
Gracias de nuevo don William.
En realidad entiendo muy bien lo que me dice. Yo no tengo estudio en este campo, lo que sí tengo es la necesidad de escribir las cosas que siento; y siendo una persona sencilla, las cosas las siento con palabras sencillas, no sé si me explico. Trato de ser honesta describiendo esas cosas que me pasan por dentro.
Por si queda alguna duda, lo de ingenuidad lírica me pareció una manera muy sincera y apegada a la realidad (además de linda) para describir lo que escribo.
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