El cuerpo fuerte.
El cabello negro,
ondulado.
El ceño fruncido.
El gesto duro.
Con una historia en los labios.
Con un martillo en las manos.
Amalgama de hombre y piedra,
piedra y cuerpo,
hombre y corazón,
y viceversa.
¿O eres como te he visto esta tarde?
Débil.
Frágil.
Con el rostro cansado.
Con mil vidas en la espalda,
con un puñado de culpas en el alma
Eres ambos.
Uno me dio ausencias,
otro me dio penas..
miradas tristes,
como cuchillos en el pecho.
Extiendo mi mano y acaricio en el aire
tu rostro familiar
y un hilo de amor delgado e infinito
brilla en la oscuridad…